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Dejá Vu: locura o cordura (???)


El 'Déjà vu' no es una profecía sino una anomalía de la memoria, aseguran científicos







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Foto: EFE
Los lugares cotidianos son a menudo los escenarios donde ocurren los 'déjà vu', haciéndonos vivir una escena como si ya la hubiéramos vivido.
Algunos achacan el misterioso comportamiento a esotéricas teorías e incluso a la reencarnación, pero los científicos le dan un nombre: paramnesia.
Muchas personas han experimentado más de una vez la sensación de haber vivido anteriormente una escena determinada y que la realidad de esos instantes es una reproducción de aquella.

Esa sensación les deja un sabor de extrañeza e inquietud.

Ante todo se trata de un misterio de la mente. Una manifestación más del cerebro humano de las muchas que aún no han podido analizarse en un laboratorio, a pesar de lo cual es perfectamente reconocible por quien lo vive, que queda atrapado en su recuerdo entre la sorpresa y el ensimismamiento, dentro de una realidad surrealista.
Para muchos es un trastorno mental consistente en un falso reconocimiento de información, es decir, se recuerdan personas o situaciones como conocidas o vividas pero en realidad son nuevas para la persona. Un fallo de la memoria por el que se admite el recuerdo erróneo de una información como si esa información hubiera sido previamente adquirida, pero en realidad la mente no la tiene codificada como un recuerdo.

Cuando es grave, el sujeto confunde simples representaciones con recuerdos auténticos. Los falsos recuerdos que el paciente cree verdaderos sustituyen a los hechos reales que no puede recordar. Se presenta en casos de esquizofrenia, alcoholismo y síndromes orgánicos cerebrales.

Manifestaciones de paramnesia

Hay varias clases de paramnesias o fenómenos relacionados con el déjà vu (ya visto). El déjà vécu (ya vivido) es tener la sensación de haber vivido previamente una experiencia, no simplemente la vista de una escena.
Mientras que estas dos experiencias implican precognición, el déjà senti (ya sentido) se refiere especialmente al sentimiento mental, volver a sentir algo preciso. Algunos epilépticos del lóbulo temporal pueden experimentarlo.

El déjà visité (ya visitado) se refiere al convencimiento de conocer un lugar aunque es nuevo para la persona; aquí uno puede saber encontrar el camino por una ciudad o lugar nuevo sabiendo al mismo tiempo que no puede ser posible. Para explicarlo se ha recurrido a los sueños, la reencarnación y también al viaje extracorporal.

También ocurre, con menos frecuencia, el fenómeno contrario al déjà vu, al que se le llama por semejanza jamais vu (jamás visto), cuando se siente que las cosas familiares son vistas por primera vez. Sin embargo, es muy común el Presque vu (casi visto): estar a punto de recordar algo pero sin llegar a hacerlo es la sensación de tenerlo "en la punta de la lengua".
La paramnesia reduplicativa es la certeza de que un lugar o un sitio determinado ha sido duplicado y existe en dos o más lugares a la vez, o bien que ha sido "recolocado" en otro lugar. Es uno de los síndromes mentales relativos a ilusiones y problemas de identificación, es poco habitual y se asocia a lesiones cerebrales, particularmente a daños simultáneos en el hemisferio derecho y el lóbulo frontal.

Los ciegos también lo experimentan


Pero déjà vu debería denominarse como lo ya experimentado en lugar de ya visto porque los ciegos también pueden sufrirlo.
Científicos ingleses han comprobado que la sensación de déjà vu puede ser percibida también por personas ciegas a través de olores, sensaciones táctiles y sonidos, lo que cuestiona la teoría de que esta experiencia se origina mediante un registro cerebral desacompasado de las imágenes que nos llegan a través del nervio óptico.
El término déjà vu fue creado por el investigador psíquico francés Emile Boirac (1851-1917) en su libro L'Avenir des Sciences Psychiques, basado en un ensayo que escribió mientras estudiaba en la Universidad de Chicago (Estados Unidos). En el libro se explica que la experiencia previa al déjà vu es con frecuencia atribuida a un sueño.
También se encuentran referencias a la experiencia de déjà vu en literatura del pasado, lo que indica que no es un fenómeno nuevo.
Sin embargo, es extremadamente difícil invocar la experiencia del déjà vu en laboratorio, por lo cual existen muy pocos estudios empíricos.

Explicaciones cinematográficas

En la mayoría de los casos la sensación de recuerdo en el momento es fuerte, pero las circunstancias previas de cuándo, dónde y cómo ocurrió resultan inciertas, ninguna pista respecto a las circunstancias específicas que se estaban rememorando. Ello puede ser el resultado de un solapamiento entre los sistemas neurológicos responsables de la memoria a corto plazo, la que se percibe como el presente, y los de la memoria a largo plazo, la del pasado.
No solamente ha sido tratado este fenómeno en la literatura sino, recientemente, en el cine, en películas de éxito como 'Matrix' y, últimamente, 'Déjà vu'. En 'Matrix' la explicación del 'déjà vu' es por un fallo perceptible en la programación del sistema informático al que está sometido la población, que sucede cuando alguien realiza modificaciones con el nivel de superusuario.
En la película 'Déjà Vu', protagonizada por Denzel Washington, el fenómeno se explica como advertencias o pistas enviadas desde el pasado para el futuro en una duplicidad o doblez de la tela del tiempo. Dos ejemplos de lo que es previsible que se continúe tratando de entender qué es esta broma de la memoria.

Martes 13 (!!!!)

Libros en Red

¡martes 13! (de marzo de 2007)


Todo el equipo de redacción está en vilo, a la espera de los efectos fatídicos que semejante falta de oportunidad puede causar en el envío de esta entrega. Es que lo quisimos evitar a toda costa pero no pudimos: este boletín sale el día menos indicado del almanaque: ¡un martes 13!

... Y sí, la fecha de salida del newsletter y la fecha que todos los agoreros temen coincidieron hoy. Y por mucho que nos creamos a salvo de las supersticiones, hay que reconocer que este día no pasa desapercibido. Algo resuena en nuestra cabeza: una advertencia en el peor de los casos; un resoplido burlón, en el mejor. ¿Cuál es el origen de que el martes 13 sea una fecha negativa? ¿Por qué justo los martes y justo los 13? ¿Es así en todos lados? ¿Qué otras aprensiones se hacen un lugar dentro de nuestra forma de ver el mundo?

Los martes y los 13

Todo suele tener su explicación en el plano de la credulidad. La palabra martes ya viene marcada por su procedencia: el planeta Marte. Nada muy constructivo podía surgir de la asociación entre ese astro y el dios de la guerra, que simbolizaba la tensión y la agresividad entre los hombres.

El número 13 fue considerado, desde la antigüedad, como de mal augurio por credos diversos. En la Última Cena, los comensales eran 13; la Cábala, por su parte, enumera 13 espíritus malignos; en el Apocalipsis, el capítulo 13 es el que corresponde al Anticristo.

Así es que, juntando connotaciones negativas, los martes 13 son considerados día de mala suerte para nuestras culturas latinas. Y decimos latinas porque si uno cambia de suelo y se va, por ejemplo, a un país de habla inglesa, el día fatal pasa tres jornadas adelante: de lo que hay que cuidarse allí es del viernes 13 (razón por la cual la famosa saga de películas de terror tenía por nombre original Friday the 13th). Deja de operar, en esos casos, la mala influencia de Marte.

¿Qué dicen los intelectuales?

Por superstición se entiende una creencia que no está lo suficientemente fundamentada o que puede considerarse incluso irracional, por la cual ciertas acciones voluntarias (evitar determinadas circunstancias o hacer determinados actos) o ciertos hechos involuntarios (como cuando se cae sal al piso o cuando es martes 13) pueden variar la suerte de una persona.

En general, se piensa que las supersticiones se fueron formando a partir de la generalización de situaciones. Por ejemplo, varios accidentes de personas que pasaban debajo de escaleras hicieron formular la tesis de que usar ese pasaje trae mala suerte. Pero se trata, en realidad, de una observación con sentido: es más riesgoso ir por debajo de una escalera (porque se puede caer encima de nosotros con más facilidad o porque se pueden caer eventuales objetos puestos sobre sus escalones), que ir por el costado.

También se dice que la costumbre de asociar la caída de sal con la desgracia viene del pasado. Antiguamente, los pagos se hacían con panes de sal compacta (de allí la palabra "salario"), que se solían pasar de mano en mano una vez que terminaba la transacción. Pero como muchas veces había pasado que, en el mismo momento del traspaso de manos, la sal caía al suelo -con lo cual era difícil determinar de quién era la culpa y en consecuencia quién debía reponer lo perdido-, se fue instalando el acuerdo de depositar en el piso el paquete, para que solo entonces el destinatario lo agarrara: lo mismo que muchas personas hacen con el salero en la mesa, pero sin saber por qué. Por eso podemos pensar, entonces, que las supersticiones son casi siempre depósitos de sentido común, solo que relacionados con alguna participación mágica; transmitidos a la posteridad no ya como consejos desde la experiencia, sino como advertencias para no recibir castigos mágicos.

Las supersticiones nunca gozaron de gran prestigio entre los intelectuales y menos en el mundo cientificista de hoy. Desde siempre, los pensadores intentaron racionalizar las creencias más populares, ridiculizando las asociaciones fatídicas. Por ejemplo:

"Los hombres temen a los mismos dioses que han inventado"
decía Lucano, poeta latino de la época de Nerón; o

"La superstición es la religión de las mentes débiles."
sentenciaba Edmund Burke (1729-1797), político y escritor irlandés;

y, con un grado mayor de ironía, el semiólogo Umberto Eco aseguraba:
"La superstición trae mala suerte."

Pero que las hay ¿las hay?

Todo esto es muy razonable, pero algún tipo de superstición siempre se aloja en nosotros. ¿O no? Los desafiamos a que, con una mano en el corazón, suscriban a algunas de las afirmaciones que siguen:

-que si rompen un espejo, es como si rompieran cualquier otra cosa, que no tiene esto connotación especial alguna
-o que, cuando de casualidad ven un gato negro, lo siguen mirando y hasta tratan de hacer contacto visual con el inofensivo felino
-o que (y en esta los agarramos seguro) no usan ninguna cábala para que les vaya mejor en alguna competencia o examen, o para favorecer que su equipo preferido de fútbol gane el partido
-que abren paraguas bajo techo como si fueran alegres Mary Poppins
-que, si son actores, salen al escenario con una prenda amarilla, o que, si son novias de blanco, admiten ser vistas por sus prometidos antes de la ceremonia.

A que alguna de estas precauciones toman, ¿verdad? Hasta es posible que tengan por ahí algún tipo de amuleto (herradura, pata de conejo, estampita...) o que se apresuran a tocar un objeto de madera para ahuyentar la desgracia que se acaba de poner en palabras... Pero dígannoslo ustedes: ¿actúan a veces por superstición? ¿En qué? Quien pueda contar una superstición (o la forma insólita en que procuran desactivar el destino) realmente graciosa, recibirá un libro digital de regalo. Lo invitamos a participar aquí.

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Sin Sibtitulos

Contestardor en el Cielo

EL Cancer de Nuestra sociedad

Larga Vida...

Foto: David Mclain Foto: National Geographic


Longevidad por: Dan Buettner
Fuente: National Geographic

El secreto


En el pueblo de Silanus, en un cobertizo detrás de su casa, Tonino Tola, de 75 años, saca las manos del cuerpo aún humeante de un ternero recién sacrificado, guarda su cuchillo y me da la bienvenida con un cálido y sangriento apretón de manos.

Luego, con sus gruesos y resbalosos dedos pellizca tiernamente las mejillas de su nieto de cinco meses, Filippo, quien observa la escena desde los brazos de su madre. Para este fornido pastor de 1.80 metros, el trabajo duro y la familia conforman los cimientos de su vida, y quizás puedan ayudar a explicar por qué Tonino y sus vecinos pertenecen a un lugar de gente longeva.

Silanus, una comunidad de 2,400 personas, se localiza en las faldas de las montañas Gennargentu en el centro de Cerdeña, donde los secos pastizales colindan con los picos de granito. En un racimo de pueblos en el corazón de una región llamada ‘’La Zona Azul’’ por los demógrafos, 91 de las 17,865 personas que nacieron entre 1880 y 1900 han llegado hasta su centésimo aniversario, una tasa más del doble de alta que el promedio en Italia.

¿Por qué la extraordinaria longevidad en este lugar? El estilo de vida es parte de la respuesta. Este día en particular, para las 11 a.m., Tonino ya ha ordeñado cuatro vacas, ha cortado media pila de leños, ha sacrificado a un ternero y ha recorrido 6.4 kilómetros pastoreando a sus ovejas.

Al tomarse el primer descanso del día, reúne a sus hijos mayores, a su nieto y a los visitantes alrededor de la mesa de la cocina. Su esposa, Giovanna, desata un pañuelo que contiene carta da musica, un pan delgado como un pergamino, llena los vasos con vino tinto y, con la severa brusquedad de una mujer que sabe que manda, corta unas rebanadas de queso pecorino hecho en casa.

Como la mayoría de las esposas del lugar, cuyos maridos están ocupados cuidando sus ovejas, Giovanna lleva las finanzas familiares y la administración del hogar. En las culturas mediterráneas, las mujeres sardas tienen fama de cargar con el estrés de estas responsabilidades. Para los hombres, un menor estrés podría reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, lo cual podría explicar por qué la tasa de mujeres y hombres centenarios es casi de uno a uno en algunas partes de Cerdeña. ‘’Yo hago el trabajo –admite Tonino, tomando a Giovanna por la cintura– y mi ragazza es la que se preocupa.’’

Estos sardos también se benefician de su historia genética. Cuando potencias militares, como los fenicios y los romanos, descubrieron los encantos de Cerdeña, los nativos se vieron forzados a retroceder más y más hacia el interior de las partes montañosas. Una vez allí, cultivaron la precaución contra los forasteros y se ganaron una reputación de bandidaje, secuestros, y de la práctica de vendettas con la lesoria, el tradicional cuchillo sardo de los pastores.

Encuentra el artículo completo en la edición de noviembre de National Geographic en español.